sábado, 12 de noviembre de 2011

DECALOGO DEL HOMBRE Y LAMUJER

Del librito “Diez normas de oro”

Varón y mujer tienen los mismos derechos y obligaciones, pero distintos oficios y características.
Esto es lo que anota el siguiente decálogo.

El hombre es la más elevada de las criaturas.
La mujer el más sublime de los ideales.

El hombre es el cerebro.
La mujer es el corazón.
El cerebro fabrica la luz.
El corazón el amor.
La luz fecunda.
El amor resucita.


El hombre es fuerte por la razón.
La mujer es invencible por las lágrimas.
La razón convence.
Las lágrimas conmueven.



El hombre es capaz de todos los heroísmos.
La mujer capaz de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece.
El martirio sublima.

El hombre es un código.
La mujer es un evangelio.
El código corrige.
El evangelio perfecciona.

El hombre es un templo.
La mujer es un sagrario.
Ante el templo nos descubrimos.
Ante el sagrario nos arrodillamos.

El hombre piensa.
La mujer sueña.
Pensar es tener en el cráneo una larva.
Soñar es tener en la frente una aureola.

El hombre es un océano.
La mujer es un lago.
El océano tiene la perla que adorna.
El lago la poesía que deslumbra.

El hombre es águila que vuela.
La mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio.
Cantar es conquistar el alma.

En fin.

El hombre está colocado donde termina la tierra.
La mujer donde comienza el cielo.

martes, 7 de junio de 2011

LAS PERLAS Y LAS LÁGRIMAS...

Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.
Las perlas son producto del dolor,
el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable
al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena.
En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar.
Cuando un grano de arena penetra en la ostra,
las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena
con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
Como resultado, se va formando una hermosa perla.
Una ostra que no haya sido herida de algún modo,
no puede producir perlas… porque la perla es una herida cicatrizada.




¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?
¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?
¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?
¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?
¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?
¿Has sido objeto de la indiferencia?
Entonces ¡produce una perla!
Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor.
Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos,
dejando sus heridas abiertas,
alimentándose con sentimientos pobres,
los cuales impiden que las lesiones cicatricen.
En la vida real, vemos muchas “ostras vacías” ,
no porque no hayan sido heridas, sino porque no han sabido perdonar,
comprender y transformar el dolor en amor.
Vale la pena enfrentar las heridas

VANESSA MAE... UN TALENTO INNATO PARA EL VIOLIN